Clara Darín apostó por la cerámica y creó un negocio artesanal con su madre

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Clara Darín decidió mantenerse lejos de la exposición pública que rodea a su familia. Mientras su padre, Ricardo Darín,  y su hermano, el Chino Darín, brillan en el mundo del espectáculo, ella eligió otro camino: el del arte en cerámica.

Junto a su madre,  Florencia Bas, construyó un proyecto que unió tradición familiar y creatividad. Desde 2022, ambas impulsaron un emprendimiento de piezas artesanales, torneadas a mano, con una técnica que Florencia perfeccionó a lo largo de los años.

El negocio surgió como una idea durante la pandemia, pero recién dos años después lograron concretarlo como una actividad comercial. En ese tiempo, madre e hija trabajaron intensamente en el diseño, horneado y perfeccionamiento de cada objeto.

Cerámica, arte y dedicación: así es el universo de Clara Darín

Cada pieza creada —cuencos, ceniceros, aros y otros accesorios— lleva el sello del trabajo cuidadoso y la atención al detalle. La estética, los colores y las texturas reflejan la sensibilidad de Clara, quien vuelca su amor por lo hecho a mano en cada etapa del proceso.

A diferencia del resto de su familia, Clara eligió el silencio mediático y una vida enfocada en lo íntimo y lo creativo. Su negocio, aunque discreto, ganó reconocimiento por su calidad, calidez y la historia que lo sostiene.

Las piezas de cerámica que realiza y vende Clara Darín junto a su madre, Florencia Bas (Instagram teta.stuff) | Redacción

El trabajo codo a codo con su madre no solo consolidó un emprendimiento exitoso, sino que también fortaleció su vínculo personal. “Le propuse a mi madre alfarera que sea ella quien produzca las piezas. Desde entonces, hacemos este hermoso desarrollo juntas, con miles de pruebas, errores, sorpresas y satisfacciones”, contó Clara durante el lanzamiento en 2022.

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De la idea a la concreción: cómo nació el proyecto

El impulso inicial fue de Clara. En mayo del año anterior al lanzamiento, pensó en convertir la experiencia y oficio de su madre en un negocio compartido. Con una visión estética clara y sensibilidad por el detalle, ambas transformaron el taller en un espacio creativo.

Durante meses, exploraron formas, colores y técnicas, con un enfoque artesanal que se volvió su sello distintivo. Lejos de fórmulas comerciales masivas, apostaron por lo hecho con dedicación y paciencia.

El proyecto no solo marcó un camino profesional para Clara, sino también un acto de afirmación personal: construir algo propio, sin depender del apellido ni de las luces de la fama.


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