La casta sindical cordobesa marchará en defensa de CFK, legitimando la corrupción

Este miércoles a las 11 de la mañana está prevista una insólita marcha en pleno centro de Córdoba en respaldo a la condenada Cristina Fernández de Kirchner. La absurda manifestación fue convocada por la CGT Córdoba y las dos CTA frente a la sede de la central obrera.
La irrisoria movilización se inscribe dentro de una jornada nacional de protestas impulsada por el kirchnerismo. Esto ocurre tras el acertado fallo de la Corte Suprema que dejó firme la condena a la expresidenta en la causa conocida como “Vialidad”. Dicha causa investigó una estructura de corrupción sistemática durante sus gobiernos para favorecer al empresario Lázaro Báez.
Bajo consignas ridículas como “En defensa de la democracia” y “En repudio a la proscripción”, el kirchnerismo busca instalar el delirante argumento de una supuesta persecución judicial. Sin embargo, se trata de una sentencia firme por hechos de corrupción comprobados, dictada en tres instancias del Poder Judicial. Asimismo, durante la semana pasada ya hubo manifestaciones similares con presencia de organizaciones sociales y militantes kirchneristas.
Una protesta para defender a una condenada por corrupción
Más que un acto democrático, esta protesta defiende a una ex presidenta condenada en triple instancia por corrupción contra el Estado nacional. La causa Vialidad comprobó un entramado sistemático de desvíos de fondos que perjudicó el patrimonio de todos los argentinos.
El sindicalismo intenta disfrazar esta condena como proscripción política, cuando se trata de un fallo ratificado por la Justicia en tres niveles. La maniobra es clara: legitimar delitos graves usando el discurso institucional para sostener privilegios que no quieren resignar.
No hay proscripción cuando alguien fue hallado culpable por corrupción tras un proceso con todas las garantías legales de defensa. Lo que molesta no es una supuesta persecución judicial, sino que por primera vez el poder político responde ante la ley como cualquier ciudadano. La defensa corporativa del kirchnerismo busca blindar su liderazgo usando movilizaciones sindicales como fachada de resistencia popular.
Sindicatos en decadencia: una casta que solo se representa a sí misma
Las centrales obreras actúan como brazo político del peronismo, sin legitimidad real ni respaldo en una sociedad cada vez más crítica del sindicalismo. Se arrogan una representatividad ya inexistente mientras defienden intereses corporativos y pactan con el poder de turno a espaldas del trabajador.
Lejos de defender derechos, estas organizaciones frenan el cambio, paralizan la economía y bloquean cualquier competencia o renovación. Hoy sólo conforman una casta que se aferra a sus beneficios, mientras el país exige transparencia, justicia y reformas profundas.
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Los sindicatos ya no representan al trabajador común, sino a dirigentes perpetuados en cargos y enriquecidos tras décadas de privilegios. Son fuerza de choque en cada conflicto que incomoda al peronismo, pero ausentes cuando la inflación o la inseguridad golpean a los asalariados. La sociedad repudia su accionar, los ve como parte del problema y no como defensores genuinos del trabajador, sus derechos o de la dignidad laboral.