Passerini lanza otra reforma inútil mientras Córdoba sigue sucia, rota y sin control

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El intendente kirchnerista Daniel Passerini encabezó el acto de apertura para reformar el Código de Convivencia de Córdoba capital. A menos de una década de su sanción, el oficialismo busca actualizar el texto sin haber resuelto problemas urgentes. Mientras la ciudad acumula baches, robos, piquetes y basura, el foco político se corre hacia una reforma legal cosmética.

El Código vigente cuenta con 279 artículos, de los cuales “la mitad no se aplica”, según reconoció el propio Passerini. Sin embargo, el intendente verborrágico y autocomplaciente insiste en sumar modificaciones en lugar de eliminar regulaciones obsoletas. Habla de “claridad” y “participación”, pero no hay medidas reales que garanticen cumplimiento ni frenen el desorden creciente.

El encuentro se realizó en el Concejo Deliberante con representantes de universidades, justicia y ONGs afines al poder. | La Derecha Diario

Prioridades políticas en lugar de necesidades ciudadanas

El encuentro se realizó en el Concejo Deliberante con representantes de universidades, justicia y ONGs afines al poder. El Ejecutivo se escuda en la participación “multisectorial”, mientras gobierna con mayoría automática en el cuerpo. En un contexto de parálisis operativa en servicios básicos, la agenda normativa parece responder más a intereses internos.

Passerini afirmó que las redes sociales generan “conflictos que desvirtúan la convivencia”, y pidió nuevas regulaciones. La propuesta busca incorporar disposiciones sobre entornos digitales, aunque sin detalles claros sobre su implementación. En otro ataque de progresismo vacío, reclamó mayor control ambiental, mientras Córdoba se hunde en basurales sin limpiar.

Más regulaciones

Entre los ejes reformistas, aparece la “integración normativa” con municipios del Ente Metropolitano Córdoba. Esa supuesta armonización no resuelve el caos de tránsito, los piquetes diarios ni la inseguridad extendida. Passerini recita consignas de “paz social”, pero no ofrece herramientas reales para ordenar el espacio público ni proteger libertades, sino que termina generando más caos.

Passerini prometió recuperar espacios públicos usurpados, aunque sin plazos ni mecanismos concretos. Mientras tanto, ferias irregulares, plazas tomadas y zonas liberadas crecen con absoluta impunidad en los barrios. La retórica del orden choca con la pasividad de una gestión que ignora lo urgente y se esconde detrás de reformas institucionales.

Un proceso político que no responde a la demanda ciudadana

La actualización del Código será debatida en mesas de trabajo, aunque ya se anticipó que se aprobará antes de fin de año. Se eliminarán artículos “obsoletos” y se sumarán nuevos, pero no hay discusión pública real sobre su efectividad.Con mayoría automática y una actitud autoritaria, el oficialismo avanza en reformas sin escuchar al ciudadano de a pie.

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En un acto protocolar mientra existe una gestión improvisada, participaron el viceintendente Javier Pretto, ONG funcionales, universidades alineadas y jueces cercanos al poder. Se repitieron palabras como “solidaridad” y “responsabilidad”, que suenan vacías en medio de una ciudad abandonada. Mientras tanto, los cordobeses conviven con naranjitas, cortes, basura, inseguridad y una burocracia ineficiente y paralizante.


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